Podría hablar largo y tendido del magnífico concierto de Grizzly Bear; de cómo me jode que el papel de Kim Deal en los Pixies haya pasado de la humillación en 2004 al ninguneo en 2010; de la indeseable manicstreetpreacherización de algunos grupos de clase media; de la estatua, la mermelada y de la estatua de mermelada; de lo raros que fueron los últimos veinte minutos de la actuación de Spoon; de lo bien que salió el concierto de Beach House pese a que priori son un grupo poco (o nada) festivalero; del incidente de L con una Dum Dum Girl; o de la resultona resurrección de Pavement y sus uhuhús.
Sería desviar la atención.
Lo más grande que pasó en Barcelona este fin de semana ocurrió el viernes a las siete de la tarde en el Auditori:
En sonido del vídeo no hace justicia, pero tampoco importa tanto. Me parece imposible que quien no estuvo allí pueda hacerse una idea de la belleza, de la intensidad o de la inmensidad del momento.
Firmado: Ander de Brich
Estado de la cuenta atrás: … uno…